Este año la novela ganadora nos hace viajar muy muy lejos, hasta una aldea aborigen australiana. Los mapas del agua es una historia de arena y agua. Un viaje a lo desconocido.
Ricardo Gómez nos presenta a las N’Wone, o mujeres-agua, mujeres que desde niñas aprenden a oírlo todo, como el aleteo de los Cuervos de Pico Blanco o el susurro de un riachuelo bajo tierra. Una mujer-agua no solo debe ser capaz de escuchar los sonidos más débiles. Tiene que conocer el desierto, y para eso debe memorizar las líneas que unen unos puntos con otros y descubrir donde está el agua para la supervivencia de su pueblo. Ellas son el mapa. La última N’Wone se convirtió antes de tiempo en una más de las estrellas de la Gran Serpiente Blanca, así que ahora es su hija, Nanga, quien debe sucederla. Pero Nanga solo tiene ocho años; es demasiado joven para ser una mujer-agua. Todos lo piensan.
A veces, Nanga envidia a su hermano, Rai, que no tiene la responsabilidad de salvar el poblado. Porque el agua del pozo sabe cada vez más a sal: se está secando, y solo una N’Wone puede encontrar la solución.
«En el desierto, el agua es tan valiosa como la sangre. Allí, desde que se nace se aprende a no desperdiciar una gota. Hasta un niño sabe que un buche puede salvar una vida; que una calabaza, la vida de una familia; que un pozo, la vida de un pueblo. Un desierto. En el desierto, un poblado. Y bajo la arena, el agua».
Esta historia nos hará reflexionar sobre la existencia de otras culturas totalmente diferentes a la nuestra donde los roles están muy definidos y no permiten salir de lo que se te ha marcado en la vida, pero también sobre la importancia de la perseverancia, el autoconocimiento y la confianza en uno mismo para conseguir un fin, siempre acompañados de la familia y guiados por nuestro pasado.
Si el año pasado el premio iba dirigido a un público juvenil, este es una historia infantil para pequeños lectores a partir de 10 años que se completa con las deliciosas ilustraciones de Laia Pàmpols. El libro se pondrá a la venta el próximo 11 de abril.
El jurado de esta edición estuvo compuesto por el periodista Adrián Cordellat, el bibliotecario Fernando Medina, el librero Gonzalo Queipo (Tipos Infames), los galardonados con el premio el año pasado, Fernando Lalana y Chus Castejón, y el director editorial de Anaya Infantil y Juvenil, Pablo Cruz. Los miembros del jurado destacaron del libro ganadorla sensibilidad y la calidad de la prosa, la vigencia de la temática medioambiental y la capacidad del autor para envolver a los lectores en la ambientación, haciendo que sientan la sed del desierto.
Vamos a aprovechar, porque como dice, Ricardo Gómez, «la gran ventaja de los viajes literarios es que son gratis e instantáneos».